Crónica de la Jornada del 28 de enero de 2015. Decálogo para una planificación financiera de éxito.
Diversificación y antelación, claves para una buena planificación financiera
De qué beneficios fiscales podemos aprovecharnos, cómo asegurar una buena jubilación, cuál es el régimen matrimonial que más nos conviene… A estos y otros asuntos básicos de una buena planificación financiera dedicó el Instituto de la Ingeniería de España una jornada el pasado miércoles 28 de enero, impartida por el financial planner César Navarro, de la multinacional belga Óptima.
Presentó al ponente Luis Matamoros, miembro del Comité de Gestión del IIE, que empezó recordando al recientemente fallecido José Medem, vicepresidente del Comité de Relaciones Internacionales del Instituto.
Navarro comenzó explicando que el financial planner hace una planificación global; además de la planificación financiera, se ocupa de otros aspectos como los legales y jurídicos, es decir, las especialidades del notario, el fiscalista o el corredor de seguros. “Cada vez es más importante planificar”, aseguró, “pese a que seamos un país más de improvisación”.
Una buena planificación se basa en cuatro pilares, explicó: “ingresos, patrimonio, jubilación y sucesión. Tenemos que generar unos ingresos, que van a constituir un patrimonio, que completará una jubilación, y terminaremos con una sucesión”. Se trata, por ejemplo, de saber “si quieres mantener el patrimonio, si quieres consumirlo… siempre teniendo en cuenta los cuatro pilares.”
El experto enumeró 10 pasos que debe completar “un español solvente”. El primero de ellos, la fiscalidad. “Cada vez hay más impuestos, por la crisis. España es un infierno fiscal, en comparación con otros países de la OCDE”.
¿Se puede hacer algo? Con respecto a la renta, según Navarro, se puede estudiar “si es más interesante crear una sociedad”, para pagar el impuesto de sociedades en lugar del IRPF. “A partir de cierto volumen de patrimonio o de ingresos, puede ser interesante”.
La jubilación
“Se trata de asegurar los recursos y mantener el nivel de vida durante la jubilación. No hay que pensar en ella sólo a partir de los 60 años”. El Estado del bienestar, aseguró, provoca que mucha gente no planifique, al ocuparse el Estado de servicios como la sanidad y la educación.
La pirámide de población invertida “refleja la insostenibilidad del sistema de pensiones”, señaló, que ahora no se puede compensar con la inmigración, dada la alta tasa de paro. Para equilibrarlo, el Gobierno ha retrasado de la edad de jubilación -en paralelo al aumento de la esperanza de vida- ha complicado los requisitos para obtener la pensión máxima, así como para prejubilarse.
Asimismo, el sistema de cálculo de la revalorización anual se ha cambiado, y ahora depende del balance de la Seguridad Social, y de la inflación. En caso de que sea año de déficit, las pensiones suben nominalmente un 0,25%, pero en términos reales pueden bajar.
“Es muy habitual encontrarnos casos como el de Gonzalo, con 40 años, 18 cotizados, base de 865 euros cotizados. Ingresos brutos de 3.000 euros mensuales. Teniendo en cuenta la inflación, y que las pensiones suban lo mismo, cuando se jubile pasará de cobrar 5.800 euros a cobrar 1.200”. Por ello, según las cuentas de Navarro, “tendrá que acumular 900.000 euros antes de jubilarse para mantener su nivel de vida”.
¿Cómo acumular patrimonio? “No hay un complemento milagroso que valga para todo el mundo”, insistió Navarro. “Un plan de pensiones, un producto de inversión a largo plazo en renta variable… dependerá de si estoy casado, de si mis hijos son menores”. Hay que conocer “nuestro nivel de vida”, y marcarse objetivos, “aunque luego tengan que corregirse; lo que hayamos andado lo tendremos hecho”.
Hay que tener en cuenta la inflación (media del 2,41% en los últimos 15 años, aunque 2014 ha sido de deflación), “porque si no la vencemos año a año, tenemos una pérdida de riqueza”. Y esa inflación no es la misma para todo el mundo: “Los medicamentos han subido bastante, la hipoteca está bajo mínimos… Si la bajada mayor es del petróleo, pero yo no utilizo la gasolina, no me beneficio de ello”.
Bienes inmuebles
Una opción para acumular patrimonio es invertir en bienes inmuebles, que son valores tangibles. En contra: “El ciclo inmobiliario va detrás del ciclo económico. Sufren caídas bruscas, y la recuperación es lenta. Cuesta más llegar a la financiación”. Financiación que ahora está difícil de conseguir en los bancos, aunque eso puede mejorar cuando el BCE compre deuda a los Estados con dificultades, de modo que los intereses de la misma bajen, y los bancos que poseen deuda del Estado prefieran transmitirle ese endeudamiento a empresas y ciudadanos.
A favor de invertir en inmuebles, está que se pueden alquilar, las plusvalías (valor de venta-valor de compra), y la “mayor posibilidad de apalancamiento, puesto que al tener más masa patrimonial podemos refinanciarnos más con el banco”. Óptima considera que es una inversión “interesante, pero no como la principal. En España la gente la tiene como principal, o única. Debe haber un equilibrio entre el patrimonio inmobiliario y el financiero”.
Al comprar el inmueble hay que tener en cuenta su situación, si podremos alquilarlo todo el año (en una zona universitaria será difícil), si es un local o una vivienda… Con todo, la rentabilidad de un inmueble a 30 años supera con creces a los depósitos y a la deuda del Estado (aunque la inversión generalmente es mayor). “Pero no hay que dejarse llevar por la emoción. Hay que tener paciencia, es una carga económica y fiscal, hay que pagar reformas, el IBI… se pierde dinero a corto plazo”.
Diversificación
“Todo el mundo habla de diversificación de la inversión, pero al final invertimos en un único producto, y a menudo nocivo: Rumasa, Fórum Filatélico, preferentes”. Cuanto más rendimiento da un producto, más riesgo tiene, recordó.
En 2008 la mejor inversión eran los depósitos; en 2009, la renta fija corporativa; en 2010 y 2011, el oro; en 2012, la renta variable emergente; y en 2013, la renta variable de EE.UU y Europa. “Cada periodo tiene oportunidades y peligros. Conozca su perfil y actúe en consecuencia. Hágalo sencillo y transparente. Cuando no sabes en qué estás invirtiendo, mejor no invertir”.
Insistió: “No hay un producto milagroso para todos. También hay grandes diferencias dentro de cada tipo de activos. Fondos, etc. Hay que buscar qué rentabilidades quiero y qué riesgos quiero asumir”.
El largp plazo
Navarro subrayó la importancia de la rentabilidad compuesta, y puso un ejemplo: “Es fácil negociar un punto porcentual más, de un 3% a un 4% en la inversión. Pues bien, si con 40 años de edad invierto 100.000 euros a 25 años (para llegar a la jubilación), del 3% al 4% cambia de obtener 209.400 euros a obtener 266.600)”.
De ahí que sea más interesante invertir menos a largo plazo, en lugar de invertir más a corto. “Si con 20 años ahorro 1.000 euros al año al 5% durante 40 años, obtengo 126.839,63 euros. Pero con 20 años nadie tiene en la cabeza el concepto de ahorrar. “A los 40 ahorro el doble”, piensan. Si hacen eso, es decir, con 40 años ahorrar 2.000 euros al año, al 5% durante 20 años, obtienen solamente 69.438,60 euros”.
El régimen matrimonial
“Todos queremos mucho a nuestras parejas, pero el régimen tiene consecuencias”, recordó Navarro. “Es importante elegir entre bienes gananciales, separación de bienes, o participación (fórmula mixta de las otras dos)”.
Los empresarios, explicó, suelen elegir separación total de bienes, para que los bienes familiares no tengan riesgos sobre los empresariales. “Si la empresa cierra no pierde la vivienda, etc.” Los grandes patrimonios también eligen gananciales, añadió.
Desde Óptima abogan por realizar un “testamento dinámico”, revisable periódicamente pero que solo haya que cambiarlo una o dos veces. Y así llegamos a la planificación de la sucesión (el paso 8).
“Normalmente lanzamos una pregunta para interiorizarla: ¿Qué pasaría con el patrimonio, con los ingresos, con la unidad familiar si hubiéramos fallecido ayer? Aunque son preguntas obvias, la gente cuando la planteamos reflexiona porque nunca se las ha planteado en serio”.
Bonificaciones
Cada comunidad autónoma tiene tarifas y bonificaciones distintas para el impuesto de sucesión. La Comunidad de Madrid es la que tiene la bonificación más alta para el grupo I y II fiscal (línea recta -abuelos, hijos-, cónyuge y pareja de hecho reconocida): 99%. Es decir, que 50.000 euros de herencia pagan sólo 49 euros, mientras que un millón paga 2.680.
Castilla y León, recordó Navarro, tenía el 99% de bonificación y ahora va a tarifa. “En 20 kilómetros de distancia se multiplica por 100 lo que pagas”. El problema, explicó, es que el impuesto se paga antes de recibir la herencia, “por eso se ha duplicado el número de renuncias a testamentos”.
Muchas fortunas quieren tributar en Madrid, “como la fallecida duquesa de Alba, empadronada en Madrid, pero que pasaba toda la vida en Sevilla. La comunidad andaluza dice que tiene que tributar allí, y ya veremos cómo acaba esa cuestión. Hablamos de alguien que podía estar bien asesorado, pero no lo estuvo, no lo planificó.”
La cosa cambia a partir del grupo III fiscal (colaterales, extraños, parientes por afinidad, parejas de hecho no reconocidas”. En Madrid pagan tarifa, sin bonificación.
No hacer testamento puede aumentar los costes y dificultar los trámites a los hijos, recordó Navarro. “Además nos permite decidir el destino concreto de los bienes. Hace años estábamos en un 85% de españoles que no hacen testamento. En Europa sólo el 25% no lo tienen”.
Con todo, la situación actual del impuesto de sociedades puede cambiar en cualquier momento. “España va a ser condenada a nivel europeo por discriminación, para que iguale el impuesto en todo el territorio nacional, algo que vendrá bien a los que no tienen bonificación, y mal a Madrid, por ejemplo.”
De ahí que la gente esté optando por donar en vida. Hay múltiples opciones, como la donación con reserva del usufructo -que tiene un valor, y que ha de liquidarse en el momento del fallecimiento-. “Recomiendo proteger al cónyuge, porque los hijos siempre van a ser los beneficiarios finales”, recordó.
En el caso de las sucesiones, a la hora de tributar se tiene en cuenta el domicilio fiscal del fallecido; en el de las donaciones, si el bien es inmueble, se tiene en cuenta la situación de éste, y si es financiero, tributa según el domicilio fiscal del donatario o receptor.
Ahorro
Navarro terminó su ponencia señalando que los españoles sí que ahorramos, “otra cosa es que se haga bien o mal”. El ahorro era menor antes de la crisis, subió rápidamente al comienzo de la misma, y ahora ha vuelto a caer. Pese al ahorro privada, la deuda pública “nunca fue tan elevada. Rozamos el 98% de deuda sobre el PIB. El Estado del bienestar era carísimo”.
Por último, hizo una previsión un tanto sombría del futuro. “Cada vez hay más jubilados (en 1962 había uno por cada 6,2 personas, en 2009 uno cada 3,8, y en 2040 se prevé que haya uno cada 1,5), y en 2027 se agotará el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Se tocará el impuesto de patrimonio y el de sucesiones”, insistió.