Crónica de la Jornada del 29 de mayo de 2014. Infraestructuras ¿Hay futuro?
El difícil futuro de las infraestructuras en España pasa por abrirse al exterior.
El Comité de Infraestructuras del Instituto de Ingeniería de España, en colaboración con la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, celebró ayer jueves día 30 una mesa redonda bajo el título Infraestructuras. ¿Hay Futuro?, en la que se debatió y reflexionó sobre el futuro de las infraestructuras en España.
El encuentro tuvo lugar en el salón de actos del Instituto, y analizó especialmente la situación de las inversiones en el sector, que desde la crisis del año 2008 han ido cayendo año tras año hasta llegar a los niveles actuales, con escasas nuevas actuaciones.
El acto estuvo presidido por Luis Vilches, vicepresidente del Instituto y presidente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos, que resaltó la importancia que están dando tanto el Gobierno español como las autoridades europeas a la reindustrialización, para recuperar la economía.
José Ángel Blanco, presidente del Comité de Infraestructuras, recordó la gravedad de la situación, puesto que se han perdido “miles de puestos de trabajo y se han cerrado muchas empresas”. Como alternativa, mucha gente está buscando empleo en el extranjero, que también es la fuente de la mayor parte de ingresos de muchas empresas, “como OHL, el 86,5% de cuya cartera proviene del exterior”. La experiencia de las infraestructuras construidas en nuestro país da a las empresas españolas mucha experiencia de cara al exterior, añadió.
Blanco citó también algunos indicadores que hablan de cierta recuperación, antes de dar paso a Jaime Mateu, senador por Burgos del Grupo Popular, y portavoz de la Comisión de Fomento.
Mateu relató la difícil situación en la que se encontraba el Ministerio de Fomento cuando su partido llegó al poder, y a las numerosas deudas contraídas con empresas y con ciudadanos (a los que se habían expropiado tierras). Por ello, explicó, en estos años están dedicando gran parte del presupuesto a pagar dichas deudas, y menos a promover nuevas obras públicas. Dicha situación es común a las carreteras, el ámbito ferroviario y el de la aviación, añadió.
De cara al futuro, destacó que el Gobierno está trabajando en nuevos sistemas de financiación, combinando el dinero de origen europeo, con los recursos del propio Estado. Además, “la financiación público-privada es una de las obsesiones de Fomento”, añadió, que se desarrollará mediante diversas fórmulas. También valoró la importancia de la iniciativa privada, en la medida en que “asume riesgos y crea empleo”.
Por último, subrayó que el Ministerio está aplicando al máximo el “rigor” en la contratación pública, reduciendo el “abuso” de las modificaciones posteriores al comienzo de las obras.
Por su parte, Juan Lazcano, presidente de la CNC (Confederación Nacional de la Construcción) y vicepresidente de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), destacó algunas virtudes de su sector, entre ellas la de poseer un convenio general sectorial estatal, y una ley de subcontratación, “que no existen en otros sectores”. También quiso minimizar las cifras de la construcción en España, en comparación a la de otros grandes países europeos.
Lazcano destacó diversas cifras que reflejan la caída de su sector (tanto la licitación pública como las viviendas, así como el empleo), aunque reconoció que en el apartado de internacionalización los datos “no son negativos”. De hecho, subrayó la importancia del subsector de materiales de la construcción, que supone el 8,5% de todas las exportaciones españolas.
El empresario recordó además la intención de la UE de potenciar la industria, y en concreto el papel de la construcción en el sector energético y medioambiental (mediante la reforma de edificios y su adaptación a las nuevas reglamentaciones de sostenibilidad).
El presidente de la CNC pidió estímulos a su sector para “recuperar empleo”, y aseguró que queda mucho por hacer en carreteras (terceros carriles, nuevas circunvalaciones, mantenimiento de la red) y en el ciclo del agua. Además, preconizó una vez más el pago por uso de las infraestructuras como fórmula de financiación.
Los consultores
Pablo Bueno Tomás, presidente de la Federación Internacional de Ingenieros Consultores, cuyo miembro español es Tecniberia, matizó que la inversión en España en infraestructuras desde los años 90 “ha sido superior en porcentaje del PIB a la de los países comparables: 3,9% frente al 2,2%”. Eso sí: desde la crisis, ha bajado al 1,3% en España, mientras que en otros países se ha mantenido en el mismo nivel.
Coincidió también en las “carencias en infraestructuras que afectan a nuestra competitividad”, en concreto en relación “a la red de cercanías, la del AVE, la conexión de la red ferroviaria con los puertos, y al acceso a las grandes ciudades”. Además, en el ciclo del agua “hay que revisar los planes hidrológicos, modernizar los regadíos, y garantizar el abastecimiento”, entre otras medidas.
Pero aún son mayores las necesidades de infraestructuras del mundo en general, “donde millones de personas no tienen agua corriente, ni electricidad, ni saneamiento”. Por ello, apoyó que se invierta bastante más en los países que lo necesitan.
En cuanto al apartado de consultoría de ingeniería, al que representa, señaló que sólo el 6% de la inversión total en infraestructuras en España va a la consultoría. “En los países de nuestro entorno es el 10%, en EE.UU. el 12%”. Por eso, entre otras razones, “en España no somos capaces de atraer y mantener el talento de los profesionales”. A su juicio, habría que dedicar más dinero “a planificar las cosas antes de hacerlas. Las infraestructuras se adecuarían más a las necesidades reales, habría menos costes de consutrucción y menos litigios.”
En concreto, como dijo leyendo directamente de donde lo llevaba escrito, “facilitaría la posibilidad de ser rigurosos en los procedimientos y no tener que resolver en obra las carencias de los estudios, llevando estos procedimientos al límite, con apariencia de corrupción”.
“La asignación de presupuesto y de de tiempo razonable a las obras de ingeniería es fundamental”, y reclamó elevar al 10% la inversión en consultoría de las obras. Criticó también la forma de contratación gubernamental, en la que la parte técnica de un proyecto vale solo el 20% de los puntos para ser elegido, en beneficio de la parte económica. “Están contratando servicios profesionales a salarios teóricos por debajo de convenio”.
A su juicio, “es imposible leer 50 proyectos” en el proceso de selección”, y pidió un “concurso restringido” con un filtro previo en el que las 4 o 5 mejores ofertas a nivel técnico pasen a la selección final, “como hace la UE en otros continentes, por ejemplo”. En resumen, “hace falta más inversión, pero sobre todo pensar mejor aquello que se gasta”.
Blanco, del IIE, coincidió con Bueno en que es una singularidad negativa que la oferta económica pese tanto en los procesos de selección, y presentó al siguiente ponente, José Rubió Bosch, profesor de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid y presidente de honor de la Asociación Española de Servicios de Agua y Abastecimiento, que habló precisamente de asuntos hídricos.
“¿Hay futuro en las obras del agua?”, comenzó preguntando. “Tiene que haberlo, porque sin agua no hay vida”, bromeó el profesor, que está a punto de jubilarse.
Rubió no cree que vaya a haber carestía de agua, porque además de las presas, “la tecnología para desalar está accesible” a un coste de 50 céntimos o 1 euro. “Hay que fijarse también en el agua salada, porque el agua de los ríos es una ínfima parte del agua del planeta”.
También bromeó diciendo que “por suerte en España el agua se evapora, porque si no, no vendrían los turistas”, y aseguró que sólo con aumentar “un 5%” la eficiencia del regadío, podría abastecerse de agua al doble de la población española actual (a unos hipotéticos 90 millones de personas)
“Tenemos que cambiar el paradigma de nuestro pensamiento”, aseguró. “Cada vez somos más eficientes, nuestros electrodomésticos consumen mucha menos agua”. Por eso, apuntó que cuanto más eficientes somos, más difícil es mejorar esa eficiencia. “No podemos bajar mucho más”. Además, se quejó de que se hable de que “se tira el agua”, cuando los procesos energéticos también pierden electricidad por el camino, “y en un porcentaje mayor”. Eso sí, advirtió contra transportar el agua innecesariamente: “Empujar el agua para arriba es caro”.
Por último, reclamó a su vez que cambie la gestión política hidráulica, “porque no llueve por comunidades autónomas”, y criticó que “hasta los Ayuntamientos” tengan competencias sobre el agua. El profesor valoró, eso sí, la experiencia de España en consultoría y en construcción en el sector del agua.
Decenas de asistentes acudieron al debate celebrado en el IIE.
Las administraciones
Precisamente el siguiente ponente fue un representante de las administraciones locales: Ignacio Ruiz, ingeniero (de caminos) del Ayuntamiento de Oviedo, que acudió a la mesa en sustitución de su alcalde.
Ruiz puso en valor a las ciudades como “sector refugio” para la inversión, puesto que ésta se ha mantenido prácticamente constante durante las últimas décadas, a pesar de los ciclos ecoómicos. “Las demandas del ciudadano no están parando, quieren pasarelas que unan barrios; son más susceptibles a eso que a una autovía”.
También destacó el papel de las ciudades como “laboratorio” para las grandes obras públicas, puesto que en ellas “los ciudadanos participan en la toma de decisiones, y se realizan hace tiempo colaboraciones público-privadas.”
Reconoció eso sí el ingeniero que Oviedo ha reducido inversión en beneficio de la amortización de la deuda (“gracias a lo cual estamos en una situación estable”), y subrayó que cuánto hay que dedicar a cada partida “es algo que deben decidir los políticos”.
Ignacio Ruiz apuntó que si no hubiera crisis, “el tráfico urbano estaría saturado”, cosa que no ha ocurrido, pero puede ocurrir si la actividad económica resurge, “lo que coloca a la ingeniería como uno de los sectores con más futuro”. En todo caso, hará falta “un cambio de paradigma en la gestión, orientado al concepto de las ciudades inteligentes: Aún con menos infraestructuras, habrá más ingeniería”.
Por último, reclamó que los Ayuntamientos contraten más ingenieros, que actualmente están en proporción de 1 a 10 respecto a los arquitectos, a quienes puso de referencia.
Vicente Esteban Chapapría, director de la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Valencia y vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de Caminos, analizó la situación desde el punto de vista académico, en especial desde el punto de vista de la ingeniería de caminos.
En su opinión, el futuro pasa por dos soluciones posibles. Por un lado, mantener la formación como está, “preparando a los alumnos para afrontar retos”, y con carácter generalista, frente a otros países donde es más especializada. “En España la especialización se produce luego, en el ejercicio de la profesión”.
Por el otro, cambiar la formación para que incorpore los últimos cambios tecnológicos y de conocimiento, “y formar en el trabajo en equipo, en negociación, en toma de decisiones”, aspectos que se han enseñado poco en las universidades, reconoció.
Esteban reconoció también que la realidad es que los profesores son “dioses”, porque enseñan con el método que más les gusta, y no tienen en cuenta “que cada alumno aprende de diferente manera: viendo gráficos, o viendo ecuaciones, o viendo el proceso físicamente”.
“Cambiar la cultura de la educación es francamente costoso: Los cambios siempre deben empezar por uno mismo, pero el problema es que luego no tienen un respaldo del sistema en conjunto”.
A un nivel más concreto, reconoció la necesidad de integrar ingenierías y de potenciar la acreditación internacional. “Hay futuro, pero es negro”, bromeó. “Estamos preparando unos magníficos ingenieros que están aprovechando los demás países”.
El porvenir
El último ponente fue Miguel Aguiló, catedrático de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid, y director de política estratégica de ACS. Primero, rechazó usar la palabra “infraestructuras, porque no significa nada”, y prefirió hablar del futuro de las “obras públicas”.
Aguiló subrayó que “esto no es una crisis en el sentido cíclico que venimos oyendo “, y que “los cambios que se están produciendo, ademas de los problemas económicos, son de mucho calado”.
¿Cómo mejorar la cifra de negocio de empresas como ACS en el futuro? “Pues con bastante dificultad”, reconoció, recordando los problemas de España como país (deuda, saneamiento del sistema bancario). “Hay diversas salidas. La administración no tiene mas remedio que capear el temporal y rebajar sus gastos. Pero el ajuste lo ha hecho hasta ahora en los servicios a los ciudadanos. Habrá que hacer despidos: tenemos un estado hipertrofiado”, criticó. “No se puede vivir por encima de lo que se gana”.
Las empresas “tendrán que salir y abrirse en cuanto a su actividad”, citando cifras de ACS, cuyas obras en España suponen solo el 3,6% de su facturación total. “Y es la mayor constructora española”, recordó Aguiló.
Los ingenieros, a nivel individual, “deberán abrirse y salir. Lo digo en distinto orden, porque deben hacer algunos deberes que ya han hecho las empresas. Deben aprender tareas que no les enseñamos los profesores”, reconoció.
A un nivel más filosófico, reclamó que se recupere el sentido primario de construir, “una actividad antigua, tan antigua como el hombre, pero que se ha instrumentalizado hasta el punto que se considera únicamente instrumental. Pero está en la propia esencia vital del hombre, e instrumentalizarla envilece al que la practica”. Es decir, que no debe construirse sólo “por razón socioeconómica: No deben taparse zanjas para hacerlas de nuevo y así tener empleada a la gente”, resumió, citando el ejemplo clásico.
En el turno de preguntas, Aguiló comentó también un curioso problema de los españoles, y es que “somos demasiado creativos”, en concreto al presentar proyectos. “Los pliegos requieren una disciplina, una sobriedad que no tenemos. No se trata de hacer soluciones tan brillantes”, recomendó.
Por su parte, el ingeniero Ruiz comentó que en las colaboraciones público-privadas, “cuando salen mal, acaba pagando la Administración”, y criticó que las empresas “se han olvidado del riesgo” en este tipo de proyectos.
Cobertura en los medios
Cinco Días, 2 de junio.