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Crónica de la Jornada del 21 de enero de 2016. I Jornadas sobre situación, presente y futuro de la r


REHABILITAR ENERGÉTICAMENTE LOS EDIFICIOS GENERARÁ EMPLEO Y AHORRO.


Hay que dinamizar el sector de rehabilitación energética de edificios para generar demanda y que los usuarios finales conozcan todas las posibilidades existentes en el mercado. Así lo creen sus representantes, reunidos en el Instituto de la Ingeniería de España el 21 de enero, para una jornada sobre este enfoque de la rehabilitación de edificios y la oportunidad que ofrece como fuente de ahorro y generador de empleo.


Nuestro parque edificatorio está compuesto por más de 25 millones de viviendas, de las que casi el 55% tienen más de 30 años, y el 21%, más de 50 años, construidos sin criterios de eficiencia energética. Roque Gistau, vicepresidente del IIE, señaló que a pesar ello, la rehabilitación residencial en España sigue siendo insignificante en relación al desarrollo que tiene en otros países de nuestro entorno, “lo que resulta paradójico si tenemos en cuenta que el peso de la vivienda en España es superior”.


A eso se añade el contexto energético, en el que ahorrar energía es fundamental, dado la limitación de recursos y la dependencia energética de nuestro país. “Hay que diseñar bien, con los aislamientos oportunos”, reivindicó.


Javier Moreno de la Cuesta, gerente de la Asociación Española de Ingeniería e Ingenieros consultores de Instalaciones (Aedici), explicó que la eficiencia energética en rehabilitación se consigue actuando sobre la envolvente térmica del edificio, y sobre las instalaciones: la iluminación, “aprovechando la luz natural”, y la climatización, usando, si es posible, energías renovables”. Con la rehabilitación eficiente energéticamente beneficia “a todo el mundo: el ingeniero, el arquitecto, el fabricante, el instalador, el promotor o propietario porque ahorra energía, y a la Administración que cobra impuestos”. Moreno es optimista, y cree importante “la reducción de trabas burocráticas y el apoyo financiero” de la Administración.


Ana Magdaleno, gerente de Atecyr (Asociación de Técnicos de Climatización y Refrigeración), considera que la rehabilitación “tiene un futuro importantísimo a nivel profesional. Tenemos un gran parque de viviendas construidos y la rehabilitación va a tener un papel destacadísimo en un sector muy tocado por la crisis”. La certificación energética “nos tiene que llevar a la rehabilitación”, añadió.

El subdirector general de Arquitectura y Edificación del Ministerio de Fomento, Francisco Javier Martín Ramiro, celebró que se produjera la jornada, puesto que tenía la sensación de que las iniciativas de ese tipo habían decaído. Cree que hay que aprovechar la rehabilitación de edificios “para darle el toque energético”, y que durante años hemos sido eficaces energéticamente, “pero a costa de recursos desproporcionados”.


“Es importante que la construcción vuelva a ser locomotora de la actividad económica, pero con un crecimiento bien orientado”, matizó. “La rehabilitación no ha estado en España al nivel de otros países europeos. Se ha abandonado, pensando que solo lo podía solucionar la tecnología”.

La regulación al respecto se ha movido “empujada por las directivas europeas, y menos mal que nos obligan. Nos sirven de acicate y excusa”. Martín enumeró las leyes que se han promulgado para favorecer la rehabilitación energética, aunque todavía “hace falta financiación”.


Por ejemplo, el plan de vivienda, enfocado inicialmente a la compra, “ahora está enfocado a regenerar la vivienda en alquiler”. A su juicio, se trata de ir paso a paso, no intentar solucionarlo todo de golpe. “No estamos inventando la rueda. Otros países de nuestro entorno ya llevan años aplicando este tipo de políticas, con éxito”.


A fondo


A continuación se celebraron tres ponencias, moderadas por Fernando López, presidente del Comité de Edificación del IIE, que cree que “se debe animar al sector de la rehabilitación a que genere demanda”, incluyendo “hoteles, hospitales, centros comerciales” para “potenciar el sector y crear puestos de trabajo”.


El primer ponente fue Luis Vega, coordinador de la Unidad de Edificación Sostenible, de la Subdirección General de Arquitectura y Edificación de Fomento, que subrayó la “alta dependencia energética de España respecto al exterior, con o sin petróleo bajo”, y el enfoque de Europa hacia el uso de renovables y reducción de emisiones.


Vega enumeró las directivas europeas relevantes, y que el Gobierno se planteó en 2012 cómo cambiar el modelo de crecimiento. “Se decidió actuar de manera integral, con políticas de estímulo y mayor integración social, de modo que el ciudadano no sea un actor pasivo. Se trata de superar la rehabilitación parcial con la global, y la global con la rehabilitación urbana”.


Abundan en el parque español las viviendas de más de 4 plantas de los años 1960, “que además son muy deficitarias energéticamente. Hay que centrarse en ellas”.


Subrayó Vega que la obligatoriedad de certificación energética de los edificios no exige una determinada eficiencia, sino que es simplemente “una foto de la situación, para conocer el potencial de mejora”. También recordó que la administración está obligada a ejemplarizar, adecuando sus propias instalaciones.


La directiva europea de ahorro energético asigna a la edificación, respecto al transporte o la industria, un porcentaje mejor que el que supone su consumo. Eso se debe a que no todas las medidas tienen la misma ratio de eficiencia/coste, explicó Vega. También aclaró que hay viviendas que no gastan energía porque los residentes no pueden pagarla. “Hay que adecuarlas en todo caso, es una labor social necesaria, pero no van a generar ahorro”.


Lo primero es intervenir sobre el diseño y la envolvente -eliminando las fugas-, dijo; después, sobre las instalaciones, y por último, en la utilización de renovables. Según sea la cantidad de subvenciones asignadas, será el alcance de la reforma, cuya rentabilidad se notará primero en el empleo. “Es un sector intensivo en empleo, con 18 puestos por cada millón de euros de inversión”. A nivel económico la medida tardará años en amortizarse, pero el ahorro será a largo plazo.


La financiación tendrá un peso importante, en la medida en la que ayude al usuario a soportar los costes. De todos modos, dijo, “no es solo un problema de inversión. El sector no tiene una estrategia de negocio clara, hay que estandarizar las medidas de mejora”.


El papel del certificado energético debe ser mayor: “En ciudades como Viena, supone un 10% más en el coste del alquiler”. Asimismo, “se está produciendo una certificación de viviendas individuales, no de edificios enteros, que es lo que vamos buscando, porque es lo que nos indica el potencial de mejora de los edificios”.


La demanda se debe mejorar en conjunto: “calefacción y refrigeración” al tiempo. Pero hay que tener cuidado, porque en algunos edificios ciertas reformas pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, “edificios de los años 40 cuya temperatura se basa en la transmisión de aire interior-exterior, con lo cual se pueden producir humedades si se bloquean los flujos”.


Por último, comentó que el procedimiento de certificación energética se ha modificado hace una semana, adecuándolo a las distintas zonas climáticas, entre otras medidas.



Ingeniería


La segunda ponencia abordó el aspecto técnico de la temática. Antonio Carrión, de Aedici, los ingenieros consultores de instalaciones, señaló que “no se trata de reparar rápido, sino de hacerlo bien”, y de hacerlo con vistas al futuro, “porque los edificios pasan de ser oficinas a hoteles. Los proyectos deben ser flexibles”.


“Queremos rehabilitación integral, pero no siempre es bueno. Hay que valorar objetivamente lo que tenemos, porque puede ser útil”. Las redes de saneamiento, por ejemplo, “a veces se pueden reparar en partes”; los depósitos y tanques de presión “pueden no tener que cambiarse, si pueden durar 10 años más. Hay que ser ponderados, en defensa del cliente. No todo hay que tirarlo”. También hay que ver qué reformas se ha realizado en los últimos años, por ejemplo.


Carrión dio varias recomendaciones para controlar los consumos y gastos, como “huir de las prestaciones compartidas” o contrastar los aparatos de medida, que se “descalibran mucho”. Comprar marcas conocidas y “evitar dependencias obligadas futuras” en los servicios post-venta fueron otras de sus sugerencias. Un correcto control centralizado “será de gran rentabilidad funcional y económica”.


Para concluir, el ingeniero señaló que hay que “tener claros los fines y conseguirlos con una economía inteligente. Una vez has amortizado una rehabilitación energética, la tienes para siempre; no hay que obsesionarse tanto con un retorno a corto plazo”.


Climatización


Y por último, Manuel Gallardo, de Atecyr, los técnicos de climatización y refrigeración, analizó la eficiencia en su apartado. “No hay que plantearse si el edificio es eficiente. Primero hay que contrastar el confort con la eficiencia. Si quiere más confort, tendrá que incrementar la ventilación y por tanto la energía”, comenzó. “La eficiencia no es algo solo, es parte del conjunto”.


En muchos edificios que hay que rehabilitar, “unos se quejan de calor y otros de frío, porque el sistema es único. Habrá que partir el sistema”, señaló. También hay que tratar la humedad, “la gran desconocida. Podemos tener 24 grados con control de humedad, mejor que 22 sin control de humedad.”


Luego está la eficiencia económica: “Dependiendo de cómo esté el precio del gasoil, consumiremos gas o gasoil”. También hay que “analizar el ciclo de vida” de los materiales -una fachada prefabricada en China, por ejemplo- para saber si realmente el edificio contamina menos o no.


“¿Queremos eficiencia o sostenibilidad? Esa es la pregunta”. La gestión del agua, que es muy importante para un hospital y un hotel, menos para las oficinas; si se usan energías renovables o no; el coste de las emisiones provocadas por los traslados desde y hacia el edificio, son otras cuestiones que se deben analizar. En este último apartado, añadió, “por suerte los edificios que deben rehabilitarse están en el centro de las ciudades”.


Gallardo criticó el “impuesto al sol”, que ha parado “a los inversores privados” en energía solar. “La Administración debe ser ejemplarizante. Hay que quitar ese decreto”.


Revisar las corrientes de aire es fundamental. “Por mucho que climaticemos, si no las cerramos, no sirve para nada”. También apostó por hacer un seguimiento de la obra al terminarla, para optimizar el sistema.


“No hay que sobredimensionar las instalaciones, porque perdemos energía”. Eso es algo que ocurre en la mayoría de los edificios, señaló. También hay prácticas de derroche: “Un edificio climatizado hasta las 9 de la noche, cuando por la tarde solo estaban las limpiadoras. Es tan fácil como escalonar la climatización a su presencia”.


Las simulaciones, dijo, dan una idea de lo que se debe hacer, en qué aspectos actuar. “No dan la realidad del gasto energético, que solo se ve en la práctica. Una simulación con el mismo edificio de viviendas, para varias ciudades de Europa, señaló que en Málaga era más eficiente mejorar la envolvente que cambiar los cristales.


En resumen: “Hay que estudiar la sostenibilidad frente a la eficiencia; plantearse qué materiales usar; definir qué tipo de eficiencia queremos (económica, ambiental); aprovechar las simulaciones; y monitorizar el edificio al terminar la obra”.


En el coloquio, Martín Ramiro, del Ministerio, señaló que también es cuestión de concienciación, de que la gente no se deje la calefacción encendida, “no solo de reglamentación”. En cuanto al certificado energético, dijo que es “cuestión de deontología del técnico que se ajuste a la realidad”, y añadió que cuando al comprador le importe la eficiencia, el vendedor se ocupará de mejorarla. “Hagamos que la normativa sea innecesaria”.


En cuanto a la financiación, dijo que hay varias líneas del Ministerio y de las Comunidades, “pero nunca arrancará del todo sin financiación privada”.

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