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Desmontando el mito: la energía hidroeléctrica es otra de las llaves para salvar al planeta del CC

Artículo de elEconomista

La desinformación se ha convertido en una plaga quizás mucho más contagiosa que el propio coronavirus, porque ¿Quién no se ha creído alguna vez una noticia que luego ha resultado ser un bulo? Y los hay de todo tipo, también sobre la energía hidroeléctrica.


Que "se desperdicia el agua", que "las energéticas usan el agua a su antojo", y un largo sinfín de especulaciones que han rodeado a esta forma de producir energía. Y nada más alejado de la realidad. La generación de energía hidroeléctrica es otro de los recursos que pueden acabar salvando al mundo del cambio climático y que también puede aliviar el peso que sufren los bolsillos de las familias a causa de la volatilidad de los precios de la energía.


Pero ¿qué tiene de especial esta forma de generar energía? Y, sobre todo ¿cómo puede ser esta útil y ayudar en la lucha contra el cambio climático en uno de los grandes momentos de sequía que vive toda Europa?


Como en cualquier historia, la clave está en empezar por el principio para comprender el final. La energía hidroeléctrica surge de transformar la fuerza del agua en energía eléctrica. Para conseguir aprovechar dicha fuerza, se llevan a cabo grandes construcciones hidráulicas que logran extraer el máximo potencial de este recurso, como embalses y presas.

Estas son, en general, grandes acumulaciones de agua dulce en un lugar concreto que, además, rompiendo con otro de los mitos, no destruyen el entorno, sino que surgen con el propósito de preservar la biodiversidad, la fauna y la flora de aquel en el que se encuentran ubicadas, algo que es también una obligación legal. El agua hallada allí, en continuo movimiento, tiene un enorme poder de generar una de las energías más renovables, totalmente libre de emisiones.

Endesa posee el 20% de la potencia hidráulica que se produce en España. Cuentan con embalses por toda España, desde el Ebro y los Pirineos, pasando por el norte peninsular y Castilla y León y llegando hasta Andalucía y Extremadura.


A diferencia de lo que se pueda creer, las propietarias de estas instalaciones no disponen de libertad a la hora de usar el agua para producir energía eléctrica. Este recurso es, sobre todo, un bien público y por tanto su uso se encuentra bajo una estricta regulación dictaminada por la Administración del Estado y organismos regionales.


Pero ¿qué se hace con el agua que sale de una presa para generar energía?, ¿a dónde va a parar? Lo cierto es que el uso hidroeléctrico no consume nada del recurso ni altera de ninguna forma las propiedades de este, por lo que este puede reutilizarse sin problema. Una vez más, acabando con el mito de que esta agua es desperdiciada, el 100% del agua empleada, por ejemplo, por Endesa acaba en otro embalse, caudales ecológicos o se destina a fines públicos, al riego o incluso a usos deportivos, entre otros.


Además de todo ello, cabe destacar el papel relevante de estas centrales hidráulicas. Como apunta Santiago Domínguez Rubira, director de producción hidráulica de Endesa, "estas infraestructuras son un foco de empleo y una generación de valor, sobre todo, teniendo en cuenta que lo fomentan en la zona en la que está situada la presa o el embalse, por lo que promueven la economía local". A todo ello añade que siempre existe un continuo diálogo entre las centrales y las administraciones locales.


Sin embargo, una vez conocidos todos estos aspectos, alguien podría preguntarse ¿cómo puede producirse esta energía si los embalses sufren una de las mayores sequías de los últimos años? En el último mes de agosto, las reservas de agua de España cayeron por debajo del 40%, el nivel más bajo en este periodo de los últimos 27 años. Lo cierto es que, dado que el agua de los embalses se utiliza frecuentemente, aunque hay un mínimo dictado por las administraciones que se debe preservar, se hace totalmente primordial que cualquier uso pase antes por su aprovechamiento para generar energía, recordando que este tipo de producción no consume nada del recurso ni lo modifica.


Y más allá de todos los beneficios para el planeta, esta energía también genera un beneficio en el bolsillo de las familias. La energía hidráulica, dentro de los márgenes del recurso disponible, ha contribuido a mitigar el estado crítico de la situación energética actual, ya que es la única energía renovable a día de hoy que es gestionable, dada su posibilidad de almacenamiento y regulación. Esta energía ha dado cobertura a una parte de la demanda eléctrica nacional, a pesar de la actual sequía, lo que ha permitido evitar parte del consumo de gas y, así, contribuir a la reducción de los costes de la energía en los hogares y las industrias que persigue la conocida 'excepción ibérica'.

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