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Guía de la ingeniería contra inundaciones


Recuperar el espacio para los ríos y sus cauces, crear zonas de inundación naturales y regenerar meandros para amortiguar la velocidad en momentos de grandes avenidas son algunas de las recomendaciones que lanzan los ingenieros para mitigar los riesgos de inundación en zonas urbanas e industriales.


En septiembre de 2019, una DANA inundó las casas de los 19.000 habitantes de Los Alcázares, en Murcia, a la vera del Mar Menor. El agua alcanzó un metro y medio de altura. Para evitar que esta catástrofe se repita los ingenieros del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) diseñaron una llanura inundable en un espacio agrícola capaz de contener hasta 400.000 metros cúbicos de agua.


 

Al menos 2,7 millones de personas en España tienen sus viviendas en zonas en potencial riesgo de inundación


El proyecto, que ya tiene los permisos administrativos y será licitado las próximas semanas, está diseñado para poder retener las primeras posibles inundaciones, con una superficie total en torno a 29 hectáreas. Tendrá una mota lateral de un kilómetro de longitud y una altura máxima de 2,5 metros A la vez se segmentarán las primeras aguas en un episodio de fuertes lluvias y se reverdecerán todos los márgenes plantando árboles.


La obra forma parte de una de las soluciones que la ingeniería puede aportar para prevenir y restaurar los daños de las catástrofes naturales y climáticas.


“Los ríos necesitan su espacio”


Los ingenieros son cada vez más conscientes de que es necesario recuperar el espacio físico para los ríos y su cauce natural; es una condición sine qua non para reducir el riesgo de inundación de las poblaciones y las áreas industriales. “Los ríos necesitan espacio”, repiten. 


Crear esas llanuras abiertas permite que, en caso de fuertes lluvias, el agua fluya más lentamente, a la vez el nivel del caudal sea menor y la población resulta más protegida. Esta es la filosofía que preside el proyecto de Los Alcáceres. 


En cambio, “si el espacio del río es pequeño y las protecciones están próximas al cauce, el agua discurre más rápida, los niveles se elevan y la ciudad se inunda”, se destaca la documentación del proyecto.


Crear llanuras de inundación es la manera de conectar el río con sus márgenes, con los árboles de ribera y con sus meandros abandonados. De esta manera, el cauce se desborda en terrenos menos vulnerables, se extiende por la llanura y disminuye el riesgo sobre las zonas urbanas. Recuperar los meandros es otra manera de amansar las aguas, porque además se consigue ganar tiempo para prepararse ante la riada, la erosión se reduce y los caudales máximos de las avenidas se retrasan.

Coches destrozados y semienterrados por inundación en un barranco próximo al Centro Comercial Bonaire, en Valencia, este domingo. EFE/Manuel Bruque



Al menos 2,7 millones de personas en España tienen sus viviendas en zonas en potencial riesgo de inundación


“Es necesario adaptar los diseños a las nuevas situaciones de riesgo y de vulnerabilidad de las poblaciones y sus bienes”. En esta línea se expresó Javier Sánchez, subdirector general de Protección de las Aguas y Gestión de Riesgos del Miteco en una reciente jornada de debate organizada por el Instituto de la Ingeniería de España.


Al menos 2,8 millones de personas en España tienen sus viviendas en zonas en potencial riesgo de inundación (según cálculo para un período de retorno de una avenida de 500 años). Todo el litoral mediterráneo aparece en el mapa que identifica las áreas de riesgo potencial significativo.


 “Los objetivos de nuestros planes de acción son aumentar la percepción del riesgo entre los responsable de tomar decisiones locales, ya que sin percepción no hay inversión pública”, explica Sánchez. La ingeniería, agrega, tiene un “papel fundamental” en la difícil tarea de impedir que el agua ingrese en estos inmuebles.



Canalizar el río es justo lo que no hay que hacer


“El 99% de los alcaldes está convencido que limpiando los ríos y haciendo algunos embalses se elimina el riesgo de inundación. Nos piden limpiar y arrasar la zona para dejarlos como canales. Es justo lo que no hay que hacer. Hay que plantar árboles y recuperar espacios, aumentar la vegetación de ribera, incrementar la biodiversidad, lograr ciudades con drenajes urbanos más permeables”, explica Javier Sánchez.

La tarea ingente de retirar el barro en Paiporta

Hugo Torres / Ap-LaPress


En cambio, en un río canalizado, la velocidad del agua se acelera y los daños por inundaciones son mayores. Sánchez pone el ejemplo de las obras ejecutadas para reducir el riesgo de inundación en Cuenca, cerca del Hospital Recoletas. El proyecto, de 2018, incrementar la conectividad fluvial, disminuido el riesgo de inundación y restaurado el medio natural para uso público.

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